6 mar 2020

LA FUMIGACIÓN ES MUY POCO EFECTIVA PARA ELIMINAR A LOS MOSQUITOS

Ante la creciente aparición de casos confirmados de dengue en la provincia, una demanda habitual de la población es que se emprendan operativos de fumigación masiva o espaciales. Muchas personas consideran que las fumigaciones son el método más efectivo para eliminar al mosquito Aedes aegypti, vector de la enfermedad; sin embargo, lo cierto es que la fumigación, es muy poco efectiva contra los mosquitos y debe ser el último recurso a utilizar.
En el control de vectores, el 70 % tiene que ver con las buenas prácticas; es decir, con la limpieza, la higiene, el orden y con factores culturales (por ejemplo, los hábitos de descacharrar y no juntar inservibles). Un 20 % se vincula al monitoreo del vector; y sólo 10 % está relacionado con los insecticidas. Por ello, no hay buenos resultados cuando las acciones se centran sólo en el control químico, o sea, en fumigar.

Si se cumplieran todas las condiciones vinculadas al horario del rociado, temperatura, humedad, velocidad del viento, dosis adecuadas de piretroides, la fumigación eliminaría sólo del 10 % a un 30% de los mosquitos adultos. Los insecticidas no son efectivos en la fase acuática del desarrollo del mosquito. Es decir que la fumigación es un método complementario a otras acciones y sólo afecta a una parte de los mosquitos adultos, pero no a los huevos, las larvas y pupas. Esta indicada, por norma técnica, para control de foco de casos confirmados o ante una situación de brote epidémico con la finalidad de reducir la población de Aedes aegypti, para disminuir el riesgo de transmisión viral. Su implementación debe ser evaluada por las autoridades sanitarias y siempre debe ser precedida por la eliminación de todos los recipientes que acumulan agua en las casas y espacios públicos. Si bien esta medida es empleada ante la ocurrencia de casos o etapas de epidemia de la enfermedad, los expertos coinciden que no es un método preventivo y que debe ser empleado en conjunto con otras acciones.

¿Por qué?

Para entender por qué los operativos de fumigación no son garantía de que no se desarrolle el Aedes aegypti, es preciso conocer algunos hábitos y características del mosquito transmisor del dengue, la chikungunya y el zika. En primer lugar, se trata de un mosquito con gran capacidad reproductiva. La hembra durante toda su vida puede colocar hasta 700 huevos; en segundo lugar, parte de su ciclo de vida se desarrolla en el agua. El rociado espacial solo alcanza a los adultos y no a la etapa acuática del mosquito, de manera que esos huevos, las larvas o las pupas, continuarán con su crecimiento y nacerán de todos modos. Además, hay que tener en cuenta que este mosquito tiene gran capacidad adaptativa, por lo cual el uso intensivo de insecticidas puede generar la aparición de mosquitos resistentes a los componentes de los productos químicos utilizados; y también, debe evaluarse el impacto negativo que puede causar en el medio ambiente y los efectos perjudiciales que afectan a otras especies beneficiosas, como, por ejemplo, las abejas.

La fumigación no tiene efecto residual, es decir que la duración del efecto de los insecticidas aplicados en el ambiente es muy corta, dependiendo de las condiciones climáticas, por lo cual su efectividad es muy limitada. Por eso, la mejor manera de lograr que haya menos mosquitos es evitar que las hembras encuentren reservorios donde se acumule agua, preferentemente en reposo y a la sombra, para depositar sus huevos en las paredes de esos recipientes: tapitas de gaseosa, tachos, baldes, latas, botellas, neumáticos, juguetes o cualquier otro objeto que esté al aire libre, los cuales deben ser desechados. Si no pueden ser eliminados, disponerlos en un lugar seguro para que no puedan colectar agua, tapados o colocarlos boca abajo. En el caso de los bebederos de animales y floreros, no solo debe cambiarse el agua, sino además limpiar bien las paredes del recipiente, si es con un cepillo mejor. Esto es porque las hembras colocan sus huevos pegados en las paredes del recipiente y cada vez que se agrega agua, sube el nivel en el recipiente y eclosiona un grupo de huevos. Así, con esta eclosión escalonada de huevos, se asegura la supervivencia del mosquito, aún en condiciones de ausencia de lluvias. Es importante evitar tener en las viviendas plantas en agua. Aunque parezca que el agua está limpia, las larvas suelen esconderse entre las raíces, razón por la cual no es suficiente con cambiar el agua. Además, hay que prestar atención a los platos que se colocan debajo de las macetas ya que también son lugares que eligen las hembras para oviponer.

Un mosquito domiciliario

Si bien el saneamiento de los espacios públicos es muy importante, es fundamental que cada vecino tome estas precauciones en el hogar, porque el mosquito generalmente habita en las viviendas; cuando las condiciones son propicias encuentra un lugar donde depositar los huevos y no se aleja de allí. De hecho, todas las etapas de la vida de este mosquito transcurren en el entorno domiciliario, ya que las hembras necesitan alimentarse de sangre para poder desarrollar sus huevos. Cuando no están procurando alimento, buscan lugares tranquilos y oscuros para reposar. En general prefieren el interior de las viviendas, dormitorios, baños, cocinas, debajo de piletas, detrás de muebles. Solo ocasionalmente se los encuentra al aire libre, en la vegetación del jardín o en los fondos de las casas. Al respecto, cabe aclarar que no se han hallado criaderos naturales de Aedes aegypti en ambientes acuáticos donde el sustrato es la tierra, razón por la cual las zanjas, charcos, lagunas, no suelen ser criaderos de esta especie de mosquitos, ya que estos no tienen paredes donde pueda depositar sus huevos.

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